Socialización diferencial/ Identidad de género

Desde antes de nacer la familia se prepara para recibir a la criatura y lo hace, generalmente, de forma diferente según sea niño o niña. Se prepara la ropa y los colores de la misma,  la habitación más o menos adornada y con diferentes juguetes, incluso, las expectativas de la familia… serán distintas. La teoría de la socialización diferencial afirma que las personas, en su proceso de iniciación a la vida social y cultural, y a partir de la influencia de los agentes socializadores, adquieren identidades diferenciadas de género que conllevan estilos cognitivos, actitudinales y conductuales, códigos axiológicos y morales y normas estereotípicas de la conducta asignada a cada género (Walker y Barton, 1983 en Bosch Fiol, als 2007).

Ya desde el nacimiento, niños y niñas reciben trato distinto por parte de quienes  integran su entorno familiar, las interactuaciones de familiares y criaturas no son de la misma calidad, ni en la misma cantidad. Normalmente en los niños se favorece mas la estimulación y la actividad que en las niñas. Poco a poco van aprendiendo e interiorizando, aprendiendo los comportamientos que existen entre  niños y niñas y por extensión entre las mujeres y los hombres. Así pues, la socialización de género es el  proceso por el cual aprendemos a pensar, sentir, valorar,  comportamos y actuar como hombres o como mujeres, de acuerdo a unas normas, creencias y valores  que cada cultura y cada época asigna a  unas y a otros.

Estas normas no son universales para todos los seres humanos, ni son para siempre porque cambian con la edad, al lugar donde se viva… Cada grupo social, cada sociedad transmite normas, valores y sistemas de representación desde la niñez, en forma implícita y explicita con: gestos, comportamientos, tipos de relaciones, sanciones sociales y tabúes.

La socialización de los géneros constituye un proceso de aprendizaje cultural de los papeles asignados a cada individuo según su sexo. A una edad muy temprana, las criaturas aprenden que las personas adultas se clasifican en hombres y mujeres, y son muy diferentes entre sí. A los 3 años de edad  empiezan a comprender y asumir el sexo: niño o niña. Además, a partir de esta edad, observan que los sexos tienen asignados atributos y modos de comportamiento diferentes; que los hombres y las “actividades masculinas” suelen estar mejor valorados y que las mujeres  y “sus actividades” ocupan una lugar de subordinación, es decir, van aprendiendo la jerarquización. Para las criaturas, no es sencillo guiarse en esta cultura de dos géneros  y tampoco les es fácil formarse una idea de cuál es el comportamiento de género apropiado (Guía Gender Loops)

Las expectativas de la sociedad, la selección de juegos y juguetes según el género y la asignación de tareas basadas en el mismo tienden a definir ese proceso de diferenciación. La socialización de los géneros, también denominada enculturación,  se relaciona íntimamente con los valores étnicos, culturales y religiosos de cada sociedad. Las pautas sociales que se transmiten en la enculturación /socialización de niños y niñas son: jerarquización social, creencias religiosas y mágicas, relaciones de poder, pautas de alimentación e higiene, normas de vestimenta, pautas sexuales y sus prácticas, formas verbales y gestuales…

Durante la socialización primaria la criatura observa los modelos familiares, si el padre desarrolla unos determinados roles y la madre otros, se va incorporando progresivamente  a un grupo de referencia según su sexo. Aprende lo masculino o lo femenino, la masculinidad y feminidad, los comportamientos segregados para cada sexo, los aprende en la vida cotidiana, en el contacto permanente con niños y niñas de su edad y con padres/madres, vecinos/as y familiares. Así va construyendo su propia identidad. Esta socialización inicial es continuada por la escuela, socialización secundaria, consolidándose  las diferencias entre lo masculino y lo femenino  y contribuyendo así a los estereotipos de género.

En nuestra sociedad, a los niños, se les suele reprimir en sus manifestaciones afectivas y esto conduce a que estas potencialidades no sean desarrolladas y, dado que, no son consustanciales a la biología,  pueden producir en los niños una incapacidad para atender las necesidades emocionales de las demás personas. “ser educado como un niño significa ser reprimido en las relaciones afectivas, los seres humanos somos capaces de responder a las necesidades emocionales de los demás, pero estas potencialidades deben ser desarrolladas, no son consustanciales a la biología .En nuestra sociedad el cuidar a otras personas está inscrito en la femineidad. Se les enseña a las chicas a ser maternales, por medio de los juegos y se les insiste en que deben ser agradables, que deben estar atentas a las necesidades de otras personas” (Eichenbaum, Orbach, 1990).

Violencia de género en RRSS

Me pregunto qué daño puede hacer la información basada en opiniones que se vierte sobre la violencia de género. Aquellos vecinos que salían en las noticias diciendo que el maltratador era un hombre » normal» ponía en entredicho a las víctimas e incluso daba pie a pensar que algo habría hecho. Desconociendo que el verdugo tiene dos caras: un vecino agradable de cara al exterior y un demonio de puertas para adentro. Otra teoría que pretendía ser explicativa es que » le iba la marcha» o sea que la mujer era masoquista. El masoquismo es una teoría que intentaba enmascarar, sin éxito, que los malos tratos eran deseados.

En las redes sociales se opina sobre cuestiones que se desconocen, ignorando la problemática de las mujeres maltratadas sobre las cuestiones psicológicas, ademas de otras causas sociales o económicas que favorecen que las mujeres permanezcan mucho tiempo con el maltratador o que lo denuncien después de muchos años.

Hoy día no salen los vecinos en los telediarios pero hay muchos opinantes en la redes más o menos famosos o anónimos que contribuyen con su opinión infundada a crear confusión. Es cierto que hay libertad de expresión pero hoy día los estudios de género están muy avanzados y hay muchas personas comprometidas con la causa de su erradicación que no es otra que el respeto a los derechos humanos. Por ello sería interesante acudir a ellas cada vez que se trata este tema de otra forma estaremos contribuyendo a la doble victimización.

Formacion en Prevención de la Violencia de Género.

Es llamativo que para informar y formar a Sus Señorías sobre cuestiones económicas o sociales de cualquier índole acuden a las Comisiones del Congreso personas expertas. Pero en violencia de género cualquiera, se dedique a la política o no, cree saberlo todo y ese es el quid de la cuestión, partir de premisas erróneas y montar una teoría con la misma categoría.

La diputada Olona, de Vox, afirma que el movimiento feminista considera que los hombres son malos por naturaleza, crasso error. El pensamiento que subyace en la teoría sobre la violencia de género no es, en absoluto, que la violencia esté inscrita en el ADN de los hombres sino que el sistema patriarcal es el que posibilita esa lacra al establecer una división entte el poder y la sumisión achacándole lo primero a los hombres. Pero, no todos los hombres son maltratadores, solo faltaba…En realidad son minoria.

En violencia de género sucede que se parte de prejuicios y visceralidades y se emborrona un movimiento ético y una reivindicación necesaria en una sociedad que se pretende justa. El problema va más allá de una diputada que esté muy equivocada y que haga mucho daño en una sociedad muy golpeada por la violencia de género, es decir, se multiplica el problema puesto que muchas personas repetirán su mantra bien por ignorancia o maldad.

Para erradicar esta lacra es preciso invertir en formación en todos los ámbitos de la sociedad y sobre todo en aquellas personas que deben impulsar politicas de justicia y de igualdad entre todos los seres humanos.

Mitos sobre la Violencia de Género

MITO 1

Hemos llegado a un punto en que la VG lleva asociada la condena del hombre cuando la mayoría de nosotros somos pacíficos. Ser hombre es sospechoso y no tenemos que pedir perdón por serlo, la violencia la ejerce la persona, no el género”

La violencia de género la sufren las mujeres por el hecho de serlo. La filósofa Amelia Valcárcel afirma que ser mujer en muchos lugares del mundo es estar condenada a discriminación y maltrato: no tener derecho a la educación,  a votar, a conducir, a salir sola, no poder mostrar el rostro, ir tapada, ser mutilada genitalmente, estar bajo tutela de padre, marido, etc. comer menos, tener menos valor, ser casada siendo niña…

En contraposición,  los hombres por el hecho de serlo no sufren violencia estructural sino que puede sufrir violencia algún hombre particular, un caso aislado, y puede ser ejercida por una mujer particular.

Debe quedar muy claro que todos los hombres no son maltratadores ni están bajo sospecha, es una idea que se difunde interesadamente y ante ese mito, creencia difundida para intentar lavar esta terrible realidad de la violencia contra las mujeres; solamente actúan a la defensiva y no encaran la lacra aislando a maltratadores y protegiendo a víctimas en la medida de susu posibilidades.

La violencia de género tiene múltiples caras y la peor de ellas son los más de mil asesinatos producidos en España desde que hay datos.  Pero hay otros tipos de violencia:  

  • Psicológica que produce unos efectos terribles sobre la víctima y además no produce tanta empatía como los primeros ya que estos no se “ven”.
  • Violencia sexual que se ejerce contra las prostitutas, todas esclavas sexuales condenadas por ser pobres y vulnerables.
  • Violencia económica: la pobreza tiene rostro de mujer y para eso no hay que irse a un país del tercer o cuarto mundo.

Continuamente van apareciendo otros tipos de violencia contra las mujeres  cuando no hemos conseguido atajar ni siquiera paliar los que ya estaban instalados en nuestra sociedad, los vientres de alquiler es un ejemplo de ello,  una discriminación que afecta a las mujeres pobres y las convierte en vasijas, otra esclavitud sexual.

Debemos contribuir y aportar desde nuestra posición particular,  social y política en la erradicación de esta lacra y un primer paso es cortar este mito ya que es una falsedad que nos perjudica como personas y sociedad.

No «permiten» los malos tratos.

Revisando los términos de búsqueda que se utilizan en internet sobre malos tratos y violencia de género, observó con estupor que, concretamente en  mi blog  https://rosacandel.es/,   se utiliza de forma habitual “¿por qué algunas mujeres permiten ser maltratadas? ¿Por qué se permiten los malos tratos, etc. Dado que la pregunta tiene algunas implicaciones absolutamente contrarias a las víctimas de violencia así como a la propia esencia de la violencia de género, me parece adecuado aclarar lo siguiente.

Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua el verbo “permitir” significa ‘hacer posible [algo]’ y, dicho de una persona, ‘dar permiso u ofrecer la posibilidad [de que algo se produzca]. El verbo “permitir”, por tanto, implica que la víctima de violencia de género consiente, accede, aprueba… esta conducta, se trataría de un acto de autoridad por su parte.

Nada más lejos de la realidad descartada hace años la teoría del masoquismo (https://rosacandel.es/2010/04/10/por-que-las-mujeres-maltratadas-no-abandonan-a-sus-agresores/ ) modelo explicativo que propone que son las víctimas las que tienen necesidad de diluir su sentimiento de culpa a través de los malos tratos  y que  el maltratador responde a esta “necesidad”. Esta teoría  masoquista tiene su crítica en la medida en que la víctima no puede crear al verdugo. El maltratador actúa y convierte en víctima a su pareja. SI NO HAY VERDUGO NO HAY VÍCTIMA.

El efecto de este pensamiento es muy destructivo en la medida en que se considera a las mujeres sujetos activos. Olvida las enormes dificultades tanto psicológicas como sociales y emocionales que sufren las mujeres maltratadas y que hace que algunas permanezcan en esa situación tan inhumana durante mucho tiempo.

El impulso sexual en las mujeres

En la sociedad occidental existe una creencia generalizada de que la disposición del aparato genital masculino, situado externamente, favorece un mayor impulso sexual en los hombres, sin embargo, la antropología nos muestra que hay pueblos donde precisamente por  la disposición del aparato genital femenino, interno, las mujeres tienen un mayor impulso sexual que los hombres.

El modelo de sexualidad femenina tradicional señala que la mujer tiene un bajo impulso sexual (si lo tiene) que sólo se activa bajo el empuje de un hombre. Y cuando se despierta lo hace siempre orientado por los aguijones del amor (no del deseo), manteniendo un perfil de intensidad bajo que sólo se activa cuando el compañero se empeña en ello. Aunque no se dice de un modo explícito, dicho modelo lleva implícita la idea de que la sexualidad femenina está, entonces, al servicio de la masculina (que la despierta cuando desea sentirse satisfecha) y al servicio de la especie (la orientarse exclusivamente hacia la reproducción) Este modelo está más vigente en la mente de la gente de lo que suele creerse. El 87% (casi nueve de cada diez) de la población masculina y femenina sigue creyendo en nuestros días que el impulso sexual femenino es menos intenso que el masculino; cuando desde hace varias décadas existen datos señalando que ambos impulsos sexuales son similares en intensidad general, en rapidez y fuerza de respuesta a estímulos eróticos y en necesidad de satisfacerlo. También existen datos de muestran que una parte importante de mujeres (42%) son capaces de reaccionar al sexo con mayor rapidez e intensidad que el promedio de los hombres. Dos de cada tres mujeres aseguran sentir excitación sexual espontánea y una de cada tres afirma sentirlo a diario. Algo bastante lejos del modelo tradicional (Ramos, 2002)

El Lenguaje Inclusivo

Humboldt (siglo XVIII) afirma que mas que un sistema de reglas y un vocabulario, el lenguaje es dinámico. La lengua nunca es un estado ergon sino una energeia, principio activo y generador por el que no solo nos comunicamos con nuestros congéneres sino que percibimos el mundo y lo real. Es el lenguaje el que permite que el mundo se represente (conceptualice) en el pensamiento; es decir, ni el mundo ni el pensamiento tienen una existencia previa a la intervención del lenguaje. Por tanto, el lenguaje es un mediador, un puente entre el pensamiento (naturaleza interior) y el mundo (naturaleza exterior).

El lenguaje no es una mera herramienta mediante la cual expresamos y comunicamos nuestros pensamientos. El lenguaje hace pensamiento, se piensa cuando se habla y, al mismo tiempo, representa y construye realidad (Lenguaje no sexista y barreras a su utilización. Un estudio en el ámbito universitario María Luisa Jiménez Rodrigo, Marisa Román Onsalo, Joaquín Traverso Cortes. Universidad de Sevilla). Afirma Mercedes Bengoechea de la Universidad de Alcalá de Henares que: la lengua  evoluciona porque necesita nuevas formas de decir. Son precisas nuevas formas de contar la vida y el mundo que nos rodea.

La lengua no puede entenderse como algo natural, estático e inmutable, a pesar del peso de la tradición y las instituciones. El lenguaje es una construcción social y sujeta a los cambios históricos, sociales y culturales. Por tanto, el lenguaje se transforma y puede transformarse para corregir y evitar el sexismo lingüístico. Y esto puede llevarse a cabo sin agredir las normas gramaticales, porque el sistema lingüístico del español ofrece posibilidades para que no se produzca discriminación sexual en el uso del idioma (Ayala, Guerrero y Medina, 2002).

Hay obstáculos muy importantes como la utilización del masculino genérico, se oculta la presencia de las mujeres  en el lenguaje, se las excluye y se las invisibiliza, el uso que tradicionalmente se ha hecho del masculino como aglutinador de los dos sexos es un elemento fundamental para que en la actualidad se siga practicando un lenguaje discriminatorio hacia éstas. incluso en los casos en que ellas son las principales protagonistas (Un ejemplo: programa de televisión “Operación Triunfo” 2017, el presentador dice: El ganador es… solo quedaban dos mujeres finalistas). La participación de un solo hombre en cualquier actividad se considera suficiente para incluir a ese hombre y a las mujeres en un masculino que no refleja la realidad, sino que nos aleja de ella.

El académico Bosque enuncia que al desdoblar los sustantivos y adjetivos en masculino y femenino debiéramos hacerlo también con los animales; para rebatir esta cuestión quiero citar una frase de María Jesús Izquierdo, profesora de Teoría Sociológica, que afirma que “toda hembra no es mujer” a las hembras de los animales se las debía nombrar cuando fuera pertinente y necesario pero a las mujeres, que no hembras, se las debía incluir siempre en el lenguaje.

También hay quienes piensan que lo relevante es nombrar a las mujeres incluso cuando haya que incumplir una norma. Muchas voces se alzaron Para que una lengua tenga voces como “presidenta” pero para eso solo hacen falta dos cosas: que haya mujeres que presidan y que haya hablantes que quieran explícitamente expresar que las mujeres presiden. Pregúntese por qué no se han levantado voces contra el uso del femenino “sirvienta”. (Fundeu BBVA asesorada por la RAE).

Los fenómenos lingüísticos sexistas pueden y deben evitarse sin agredir las normas gramaticales. (Iniciativa Comunitaria EQUAL ES-272 «Creando Futuro en las Sierras Norte de Extremadura»). Esta corriente de lenguaje inclusivo considera que lengua española no es sexista, ofrece posibilidades para que no se produzca discriminación sexual en el uso del idioma, son necesarios algunos cambios en el lenguaje para que se pueda nombrar a las mujeres, lo que va a suponer la realización de mensajes más precisos y más justos que reflejen una realidad más equitativa que la que se reflejaba hasta ahora.

 

Neomachismos (Violencia simbólica)

La violencia simbólica es un concepto acuñado por Pierre Bourdieu  y se utiliza para describir una relación social donde se ejerce un modo de violencia indirecta tan normalizada que, habitualmente, no somos conscientes  de dichas prácticas. Esto pone bien a las claras que el machismo sigue vivo, es cierto que no se consideraría apropiado declarar abiertamente la inferioridad de las mujeres, se tacharía de discriminación explicita y por ello rechazable. Pero si existe un machismo arraigado, con raíces profundas, un machismo encubierto y oculto de  actitudes y comportamientos que  pretenden reforzar la supuesta inferioridad de las féminas y que constituyen lo que actualmente se denomina “neomachismo”.

Aunque el término -neo- alude a nuevo; no son nuevas formas de discriminación surgidas en nuestras sociedades,  son formas antiguas que permanecían ocultas en la propia estructura, son “la argamasa”, plantea Alda Facio. Son los resortes que sostienen ese maltrato y lo perpetúan y está presente en todas las demás formas de violencia garantizando que sean efectivas.

Nuestra sociedad está impregnada de violencia simbólica: letras de canciones,  chistes, anuncios… basados en estereotipos. Aquellas personas que son conscientes son descalificadas por intentar “problematizar un asunto que no era considerado tal”  Se las tacha de victimistas, exageradas, lloronas,  de no tener humor, ser unas histéricas…

La violencia simbólica mantiene una sería de mitos y creencias falsas como:

  • Equiparación del machismo con el feminismo.
  • Intento de desprestigio de la labor que realiza el feminismo.
  • Descalificación y agravio de las personas feministas.
  • Ridiculización de las personas que pretenden la inclusión de las mujeres en el lenguaje.
  • Intento de calificar de injusta e ilegal a la ley.
  • Pretensión de dar la vuelta a los significados de los conceptos, en un intento de criminalizar la lucha contra las violencias sobre las mujeres.
  • Calificación de las maltratadas de aprovechadas y acaparadoras. olvidando a los/as menores.
  • Difusión de mitos: denuncias falsas, muertes de hombres a manos de mujeres…
  • Manipulación de datos oficiales: falseamiento y adulteración de datos autorizados, a través de estudios propios y meras opiniones.

La Indumentaria Manchega

¡Ya huele a Feria! Con la elección de manchegas y manchegos, que se suele llevar a cabo a últimos de agosto, comienza la tarea  que ha de hacer posible que nuestra Feria sea de las mejores de España e incluso del mundo. Pero el esfuerzo debe ser de todas las personas que de alguna manera participamos en la misma, nuestra Feria tendrá la importancia que le queramos dar y será valorada en función del cuidado con el que organicemos y realicemos cualquiera de los actos que conforman la misma.

Con respecto a la indumentaria manchega,  no sólo está compuesta por el traje sino que también incluye el peinado, el calzado y los complementos; e indudablemente, en los últimos años se viene observando un descuido, una dejadez por parte de una gran mayoría de participantes, en especial mujeres. Se pueden ver grupos que no se adaptan a los cánones tradicionales y ellas van con el pelo suelto.

Puede haber discrepancias con respecto al refajo, corpiño, pañuelo…pero está admitido, yo diría que universalmente; que las mujeres no deben ir con el pelo suelto si de lo que se trata es de darle el empaque, la elegancia y la riqueza que representa el llevar la indumentaria completa y eso requiere el uso de los rodetes y el moño de picaporte con sus horquillas correspondientes.

Nuestras tradiciones son muy ricas y es un legado que debemos dejarle a nuestras generaciones venideras y, considero, que no debemos degradarla en beneficio de una supuesta comodidad porque entonces habremos claudicado y aquello que podría lucirse con dignidad y elegancia queda convertido en un disfraz. Me llama la atención el que las Falleras vayan vestidas y peinadas tal como lo hacían antiguamente y eso es digno de alabanza porque ellas cuidan hasta el menor detalle, sin embargo,  nosotras, teniendo una indumentaria tan rica como ellas al menor inconveniente nos “soltamos el pelo” ( obsérvese las connotaciones).

Contribuyamos a darle un mayor brillo, riqueza y elegancia a nuestra indumentaria porque eso repercute en nuestra Feria.

Neomachismo o Machismo

Laura Nuño, Directora de la Cátedra de Género de la Universidad Rey Juan Carlos) afirma que «Los varones siguen teniendo un espacio de privilegios que reproducen o perpetúan a través de lo que se está llamando  neomachismo o micromachismos «.

El machismo sigue vivo, es cierto que no se consideraría apropiado declarar abiertamente la inferioridad de las mujeres, se tacharía de discriminación explicita y por ello rechazable. Pero si existe un machismo arraigado, con raíces profundas, un machismo encubierto y oculto de  actitudes y comportamientos que  pretenden reforzar la supuesta inferioridad de las féminas y que constituyen lo que actualmente se denomina “neomachismo”.

Aunque el término -neo- alude a nuevo; no son nuevas formas de discriminación surgidas en nuestras sociedades,  son formas antiguas que permanecían ocultas en la propia estructura del sistema y que estaban “normalizadas”  en el sistema patriarcal. Es el mismo machismo de siempre pero que permanecía oculto y casi  imperceptible para personas no ejercitadas en la materia, solo que se han revelado y sacado a la luz.

La corriente neomachista se caracteriza por intentar equiparar el machismo con el feminismo  cuando, en realidad,  son términos antagónicos puesto que el primero pretende  que la supremacía de los varones  permanezca inalterable y prevalezca el estatu de superioridad de los mismos. Mientras que el feminismo  lucha por la igualdad de derechos, oportunidades y trato entre hombres y mujeres.

Son machistas no nuevos ni viejos, sino de siempre, quienes dicen defender la igualdad  pero solo lo quieren hacer a su manera para que ello les permita seguir con sus privilegios. Es indignante comprobar el daño que producen personas influyentes, con poder y dominio en las redes sociales y que contribuyen a crear opinión;  cuando   catalogan de “feminazis” a todas las feministas,  a quienes trabajan por la igualdad. El propio término está impregnado  de violencia puesto que alude a que hay mujeres que matarían a los hombres por el hecho de serlo. Es inmoral afirmar que el movimiento feminista no lucha por principios éticos. No es lícito y, además, no se ajusta a la verdad, expresar que pretenden la supremacía y subordinación de los hombres.

Con respecto a la violencia de género, un neomachista se posiciona en contra de ella, al menos de cara a la galería, pero luego siempre alude a que la ley está contra todos los hombres, no contra los maltratadores. Al mito de las denuncias falsas, a que las mujeres denuncian con falsedad porque quieren acaparar los bienes de la familia. Sin analizar las evidencias de las fuentes en las que puede consultar y comprobar que es una falsedad interesada y olvidándose de los y las menores que, normalmente,  se quedan con la madre.

Es fundamental sacar a la luz estos comportamientos, actitudes y palabras que denigran a la mitad de la población del mundo. Hombres y mujeres podemos  y debemos caminar juntos y a la par.