La indefensión aprendida

Son numerosas las teorías que posibilitan que las mujeres maltratadas permanezcan con sus agresores, algunas, durante muchos años.

La psicóloga norteamericana L. Walker, basándose en la teoría del aprendizaje social de la desesperanza o indefensión aprendida de M. Seligman; concluyó que las mujeres víctimas de malos tratos al ser aisladas y maltratadas al comienzo de una relación donde habían depositado su esperanza de un proyecto de vida feliz; trataban de modificar la situación minimizando los hechos violentos. Así mismo, trataban de aplazar la agresión cediendo a las exigencias del agresor. Aunque pasado un tiempo la violencia regresaba ya que comprobó que era cíclica.

En un principio la víctima cree que puede controlar la violencia pero esta es cada vez de mayor gravedad y con mayor frecuencia. La víctima permanece atenta a su agresor para evitar su irritación, se olvida de sí misma y realiza solo aquello que le puede interesar a él, así se aumenta la vulnerabilidad y la dependencia.

La mayoría de los agresores alternan dos tipos de conductas diferentes y opuestas: comportamientos cariñosos y agresivos. Con los cariñosos logra convencer a la victima de que la violencia no volverá a repetirse y al resto de las personas de que es un ser afable y cordial.

En las fases más avanzadas, el agresor amenaza a la víctima o a sus familiares  con actos violentos muy graves si esta llegara a abandonarlo.

La violencia es aprendida en edad muy temprana y se va construyendo a lo largo de la vida, por ello requiere mucho tiempo y esfuerzo eliminarla de la conducta. El cambio debe partir del reconocimiento de que son ellos quienes tienen que modificar la conducta y comprender que la violencia no es una respuesta posible frente a hechos o situaciones que no le satisfacen.