El impulso sexual en las mujeres

En la sociedad occidental existe una creencia generalizada de que la disposición del aparato genital masculino, situado externamente, favorece un mayor impulso sexual en los hombres, sin embargo, la antropología nos muestra que hay pueblos donde precisamente por  la disposición del aparato genital femenino, interno, las mujeres tienen un mayor impulso sexual que los hombres.

El modelo de sexualidad femenina tradicional señala que la mujer tiene un bajo impulso sexual (si lo tiene) que sólo se activa bajo el empuje de un hombre. Y cuando se despierta lo hace siempre orientado por los aguijones del amor (no del deseo), manteniendo un perfil de intensidad bajo que sólo se activa cuando el compañero se empeña en ello. Aunque no se dice de un modo explícito, dicho modelo lleva implícita la idea de que la sexualidad femenina está, entonces, al servicio de la masculina (que la despierta cuando desea sentirse satisfecha) y al servicio de la especie (la orientarse exclusivamente hacia la reproducción) Este modelo está más vigente en la mente de la gente de lo que suele creerse. El 87% (casi nueve de cada diez) de la población masculina y femenina sigue creyendo en nuestros días que el impulso sexual femenino es menos intenso que el masculino; cuando desde hace varias décadas existen datos señalando que ambos impulsos sexuales son similares en intensidad general, en rapidez y fuerza de respuesta a estímulos eróticos y en necesidad de satisfacerlo. También existen datos de muestran que una parte importante de mujeres (42%) son capaces de reaccionar al sexo con mayor rapidez e intensidad que el promedio de los hombres. Dos de cada tres mujeres aseguran sentir excitación sexual espontánea y una de cada tres afirma sentirlo a diario. Algo bastante lejos del modelo tradicional (Ramos, 2002)

Autor: Maria Rosa Candel Tárraga

Apenas era una niña de dos o tres años cuando mi madre me incitó a ver la vida a través de unas gafas color violeta. A través de estos cristales yo he ido mirando, analizando, criticando y construyendo el mundo y las relaciones entre las personas. Estudié una carrera que se podía cursar en Albacete -Magisterio-, pero, indudablemente, aquello supuso un golpe de suerte, ejercer la labor docente es una profesión que me ha permitido enriquecerme extraordinariamente: la relación con tantas personas, todas tan interesantes, me ha aportado grandes satisfacciones en la vida. Posteriormente me he ido formando y reciclando en las materias relacionadas con la Igualdad y la Prevención de la Violencia contra las Mujeres y a lo largo de toda mi trayectoria profesional he procurado imprimir en todas mis actividades docentes la perspectiva de género. Soy profesora de personas adultas y he trabajado en muchos campos: La prevención de la Violencia de Género, la Igualdad entre mujer y hombres,el folklore, las danzas, las enseñanzas iniciales, los clubes de lectura… Siempre he enfocado el trabajo y la vida desde la perspectiva violeta. Formé parte del Seminario de Mujer de la Federación de Universidades Populares. Soy Agente de Igualdad para las mujeres-por titulación y vocación. Máster en Malos Tratos y Violencia de Género: aspectos interdisciplinares con Especialidad Educativa. Formo parte de la Comisión Transversal de Género del Ayuntamiento de Albacete y he llevado y llevo a cabo todos los programas relacionados con el género que organiza la Universidad Popular de mi ciudad. Mi labor es sencilla: apoyar a todas las mujeres del mundo. Estoy enredada en la red de sororidad, de la que habla Marcela Lagarde, desde que mi madre me puso las gafas color violeta. Toda mi vida.

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