«La importancia del amor»

Como una bizna de nuez desprendida con violencia.

Como calcetín desparejado por el error de haber tirado la parte que más tarde acabamos buscando.

Como la nieve nimia y fría de una entrada de invierno no prevista

Como un pañuelo estrujado.

Como el globo de aire escapado que serpentea algo loco por encima de aspavientos de ilusión y desinflada risa cuando despega.

Como una enredada  cabellera de   nudos prensados.

Como un ir y venir desbocado, tras el silencio reflexivo de un anhelo temido.

Como el resurgir de la verdad extinguida tras la duda de lo cierto.

Como nenúfar de suave poso y balanceo, agotadas gotas de lluvia solitaria, transparente y extinguida por el calor de un rayo de sol que derrite la nieve humeante transformada en nuevo color y cuerpo.

 Como se desvisten los niños sin experiencia caduca, sin defectos ni prisas.

Como las viejas adornan sus muñecas embotadas con taraceo adornos que no importan a nadie.

Como el descubrir de las canas y las arrugas tenues que surcan con trazo finísimo hasta matar la luz de la vida,  de la resignación, de la duda.

Este es solo el principio de despojos de mi conciencia por no haber sabido apartar  a quien no merecía mi amor.

Porque tras veinte años de construir una vida y sentirme segura tras su techo se me viene encima el ruido estridente de su destrucción.

Recuerdos grises  por degradados, pero arco iris de memoria de apretujones y besos, de compasados alivios de  eas, y como suspiros,  cual ave fénix amanezco un nuevo día para soplar al sol,  como fuelle  de ascua eterna, para que caliente más .

 Y me duermo placentera sobre un racimo de dudas, y me despierto contenta porque las brasas han quedado tras florear entre errores y aciertos

Y deseo vivir mi soledad de madura, que envuelta en aventuras quijotescas  que se arriman  al sol que más calienta, para airear mis pasos como clueca creída, con la seguridad de ser una persona nueva, despojada de composturas adquiridas sin conciencia.

 Ya no seré la fea o la flaca,  o la tonta o la lela o afligida o insoportable hembra.

  Ya no tendrás palabras que me ofendan.

En los pasos que tú das, yo adelanto un buen tramo, sin necesidad de coger aire para el guapo, el que se peina el bigote prohibiéndome a mí  los coqueteos que llama vacuos.

Un erróneo compromiso, un engaño responsable del  primer cuento equivocado, los sueños grandilocuentes que emborrachan la razón de quien nació sin diferencia pero se le aplicó.

Acechan los celos tras sombras pintadas de amor con brochazos de  posesión, dirigiendo el día a día a que le tengo que tener contento, saciado de mi,

Diapasón  agorero de mi carácter libre,  que pretende descascarar mi persona, hasta agotar las lagrimas que esponjan mis ojos.

  Ya no me vas a poder, porque planeo en la nave de la libertad, porque me guía la compañía «Air-Solidaridad»

                                                                                                                                                  Autora: Ari Ito (Albacete, noviembre 2013)