Llama la atención que ahora se haga una campaña para que las chicas elijan carreras científicas. Nunca es tarde para ello, aunque la educación, al menos la formal, se debía haber puesto antes a la tarea. Desde hace tiempo numerosos estudios apuntaban a que chicos y chicas se dirigían hacia profesiones y oficios con un marcado carácter sexista o al menos muy tradicional. es decir, reproducían los roles que desde antiguo se atribuían a mujeres y hombres en la familia y los trasladaban a su oficio o profesión.
Las expectativas tienen que ver mucho con los resultados de una asignatura y a las chicas no se las motivaba lo suficiente para que tuvieran confianza en si mismas y accedieran a campos masculinizados. No se esperaba de ellas la elección de carreras científicas y la orientación que se hacía iba en dirección contraria y la elección estaba dirigida de antemano. Se habla de vocación pero previo a esta hay todo un curriculum oculto que es el que ha influido en ello.
En las universidades españolas, las chicas son mayoría en la carreras sociales o educativas y los chicos en las carreras científicas o tecnológicas. Aunque una vez concluidos los estudios y aunque sea una carrera feminizada, los puestos de autoridad y con mayor beneficio económico serán ocupados por los hombres y las mujeres irán en un mayor porcentaje al paro o tendrán un contrato más precario.