La violencia contra las mujeres es una pandemia mundial; entre un 15 y un 76 por ciento de las mujeres la han sufrido en algún momento de sus vidas.
El UNIFEM (Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer) propone como necesario invertir en igualdad de género para poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas ya que la violencia está profundamente arraigada en la discriminación y en la desigualdad entre hombres y mujeres.
La igualdad pondrá fin a la violencia de género Informe completo
Para acabar con ello, es necesario invertir en el empoderamiento de las mujeres y en la igualdad de género; particularmente en educación, salud y derechos reproductivos; así como en el empoderamiento político y económico de la mujer; todo esto podría contribuir en buena medida a la reducción de la pobreza y al desarrollo en general.
Los países con mayor igualdad entre hombres y mujeres tienden a mostrar menores niveles de violencia contra las mujeres de acuerdo con los principales índices mundiales sobre igualdad de género. En países con mayor igualdad de género la prevalencia de la violencia contra las mujeres suele ser menor
Se mide la igualdad de acuerdo con: la esperanza de vida; la proporción de sexos en el nacimiento; la alfabetización de personas adultas; las tasas de matriculación en educación primaria, secundaria y terciaria; la participación en el mercado laboral formal; los ingresos estimados; la igualdad de remuneración; y la proporción de mujeres en altos cargos políticos, ministeriales y legislativos; así como en puestos técnicos y de gestión.
La violencia contra las mujeres y las niñas tiene un elevado coste para las personas, los niños, las familias y los países. Esto incluye miles de millones de dólares de los presupuestos nacionales destinados a gastos en materia policial, sanitaria, legal, etc. Así mismo va en detrimento del preciado capital humano, lo que deriva en una pérdida de productividad laboral. A pesar de todo, estos elevados costes humanos y económicos pueden evitarse con el adelanto en la igualdad de género y con “tolerancia cero” ante la violencia contra las mujeres y las niñas.
La seguridad económica de las mujeres es primordial en los esfuerzos por erradicar la violencia contra las mujeres. El empoderamiento económico de las mujeres puede servir como factor de protección contra la violencia de género a través del acceso a bienes y a empleos dignos que permitan a las mujeres evitar y escapar de relaciones abusivas y situaciones de explotación. Especialmente en el caso de las mujeres pobres, económicamente dependientes y con descendencia dejar a un marido o una pareja maltratadora puede ser particularmente desalentador dadas las limitadas oportunidades y alternativas de las que disponen.
Aumentar la participación política de las mujeres favorece la creación de leyes y políticas que abordan la violencia de género. A pesar de que las mujeres tan solo ocupan de media el 18,4 por ciento de los escaños en los parlamentos nacionales en el mundo, su participación en cargos de decisión tiene un efecto positivo en la promoción de los aspectos principales de los derechos humanos, especialmente de las mujeres y la infancia.
Formar a las niñas, especialmente a través de la educación secundaria y superior, puede contribuir a reducir la violencia contra las mujeres, además de aportar beneficios al desarrollo social y económico nacional. La educación, en especial la educación secundaria, puede servir como “factor de protección” para las niñas y las mujeres de cara a la violencia de género.
Los países con mayor tasa de matriculación de niñas en la educación secundaria tienden a mostrar menores niveles de violencia contra las mujeres. Asimismo, las niñas escolarizadas pueden evitar otras formas de violencia y prácticas perjudiciales tales como la mutilación genital femenina y el matrimonio precoz; así como contribuir a acabar con estas prácticas con sus hijas y las generaciones futuras.
Cuando las mujeres tienen capacidad de decisión sobre su cuerpo y su vida reproductiva y sexual, están en mejores condiciones para protegerse ante relaciones abusivas. Los países que han avanzado en materia de salud y derechos reproductivos de las mujeres reflejan menores niveles de violencia contra éstas.
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