Informe ONU Mujeres
ONU Mujeres es la organización de las Naciones Unidas dedicada a promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres. Como defensora mundial de mujeres y niñas. ONU Mujeres fue establecida para acelerar el progreso del cumplimiento de sus derechos en el del mundo, apoyar a los Estados miembros de las Naciones Unidas en el establecimiento de normas internacionales para lograr la igualdad de género y trabajar con los gobiernos y la sociedad civil en la promoción de leyes, políticas, programas y servicios necesarios para implementar dichas normas.
También respalda la participación igualitaria de las mujeres en todos los aspectos de la vida, centrándose en cinco áreas prioritarias:
- El incremento del liderazgo y de la participación de las mujeres.
- La eliminación de la violencia contra las mujeres.
- La participación de las mujeres en todos los procesos de paz y seguridad.
- El aumento del empoderamiento económico de las mujeres.
- La incorporación de la igualdad de género como elemento central de la planificación del desarrollo y del presupuesto nacional.
ONU Mujeres también coordina y promueve el trabajo del sistema de las Naciones Unidas para alcanzar la igualdad de género.
Objetivo del Milenio: Lograr la educación primaria universal
La educación es indispensable para la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres. A pesar de ciertos avances, muchas niñas marginadas socialmente continúan siendo excluidas de la educación primaria, en algunas regiones las niñas siguen a la zaga de los niños “El progreso de las mujeres en el mundo” –el primer gran informe de ONU Mujeres– nos recuerda los enormes avances conseguidos durante el último siglo en la lucha por la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres. Incluso en el transcurso de una generación hemos sido testigos de una transformación en los derechos legales de las mujeres, lo que implica que hoy, 125 países han declarado la ilegalidad de la violencia doméstica, 115 garantizan derechos igualitarios a la propiedad y las mujeres participan como nunca antes en la toma de decisiones. Actualmente, 28 países han alcanzado o superado la marca de 30% de representación femenina en el parlamento, lo cual coloca a las mujeres a la cabeza de los cambios en el futuro.
Educar a las niñas evita la transmisión de la pobreza entre generaciones y fomenta el progreso en otros ODM, incluyendo la reducción de la mortalidad materna e infantil. Las mujeres con más educación tienen menos y más tardía descendencia, y sus hijas e hijos tienen más probabilidades de asistir a la escuela.
Ha habido avances extraordinarios hacia la educación primaria universal, con la disminución del número de niñas y niños que no asisten a la escuela de 106 millones en 1999, a 67 millones en 2009. La proporción de niñas matriculadas en la escuela primaria aumentó de 91 por cada 100 niños en 1999, a 96 por cada 100 niños en las regiones en desarrollo. En 2009, las niñas representaban el 53% de toda la población infantil que no asiste a la escuela.
Los avances también son desiguales en cada región y en el interior de los países. Por ejemplo, las tasas de matrícula más bajas del mundo están en África subsahariana, a pesar de que esta región ha logrado el mayor progreso desde 2000: de 62% a 78% en la tasa de matrícula de los niños y de 67% a 80% en la de las niñas.
A pesar de que la matrícula está aumentando, muchas niñas no pasarán de la educación primaria. En casi todas las regiones, las mujeres jóvenes tienen más probabilidades que los hombres jóvenes de ser “pobres en términos de educación”, es decir, con cuatro años o menos de educación primaria. En Oriente Medio y África del Norte, una cuarta parte de las mujeres de entre 17 y 22 años tiene menos de cuatro años de escolaridad. En el mismo segmento de edad, esa situación afecta a sólo uno de cada ocho hombres.
La meta es que en el 2015 la infancia de todo el mundo pueda terminar un ciclo completo de educación primaria.
Para que la educación primaria universal sea una realidad, es necesario prestar más atención a los menores excluidos y que se han quedado al margen de los avances logrados hasta ahora. Los datos muestran que las niñas pobres de zonas rurales y que pertenecen a minorías étnicas o grupos indígenas suelen tener los niveles más bajos de educación y alfabetización.
La educación secundaria, el trabajo decente y la participación de las mujeres en la toma de decisiones son fundamentales para afrontar la discriminación de género y acelerar el progreso en todos los ODM.
Con el fin de alcanzar la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, el ODM 3 se centra en la paridad de género en todos los niveles educativos, el empleo de las mujeres en sectores no agrícolas y su representación en los parlamentos nacionales. Si bien ha habido importantes adelantos generales en la educación de las niñas, los avances en materia de empleo y representación no son tan espectaculares.
La educación secundaria es crucial para que las mujeres puedan reivindicar sus derechos y participar en la toma de decisiones. También es una puerta hacia el empleo digno. En este sentido, se ha alcanzado logros importantes y la paridad de género en la educación secundaria aumentó de 88 niñas por cada 100 niños en 1999, a 96 niñas por cada 100 niños en 2009.