Me declaro abolicionista

El político, escritor y militar romano Catón el Viejo (En el año 195 a.C.  fue elegido para la más alta magistratura) curiosamente denominado el romano incorruptible  elogiaba la utilidad de los lupanares y las prostitutas al sostener que “es bueno que los jóvenes poseídos por la lujuria vayan a los burdeles, en vez de tener que molestar a las esposas de otros hombres”. En realidad, trataban de mantener el honor de los hombres utilizando el cuerpo de las mujeres, un acuerdo entre hombres por medio de mujeres.

Todavía hoy día hay quienes sostienen que la prostitución evita que otras mujeres sean violadas, o que hombres con algún tipo de merma física encuentren con quien mantener relaciones sexuales.   El patriarcado niega la condición de víctimas a las mujeres y  carga la responsabilidad del control de la sexualidad de los hombres, o mejor dicho de su descontrol,  a las mujeres.