La Presunción de Inocencia en los Malos Tratos

Unas veces por ignorancia y otras por maldad se difunde el bulo de que cuando a un hombre lo llevan detenido por malos tratos no se respeta la presunción de inocencia. Esto a pesar de que en la inmensa mayoría de los casos los maltratadores ratifican o admiten que han maltratado. Por otra parte, cuando se detiene a un maltratador, la policía tiene en cuenta su apreciación del caso y sigue los protocolos, no se detiene a un maltratador si no hay certezas.

También hay que tener en cuenta que según informes del Consejo General del Poder Judicial las denuncias falsas son incluso menores que en cualquier otro delito y esto da idea del número ínfimo aún a pesar de que quieren poner la lupa para ampliarlas los cómplices de los maltratadores. Incluso siendo las denuncias falsas menos que en cualquier delito y siendo ratificados los malos tratos por ellos aún se ponen en duda.

Muchas personas afirman conocer a alguien que fue detenido injustamente y casi siempre es algún familiar o persona conocida, como si el hecho de ser alguien cercano implicara la imposibilidad de ser maltratador. Hemos visto en la televisión, ahora mucho menos, al vecino que decía que era muy agradable y simpático aquel individuo y, por eso, no concordaba con el prototipo de maltratador. No existe ningún perfil de maltratador puede ser un vecino, un tío o un primo agradable y amable con todo el mundo y un ser perverso y malvado para su pareja o expareja.

Otro bulo muy difundido por los propios maltratadores y quienes justifican el maltrato es que todos los hombres son considerados culpables por esta sociedad que discrimina a los hombres por el hecho de ser hombres. El mundo al revés. Esta es una manera de intentar justificar su detención o ingreso en prisión extendiendo la idea de que todos los hombres son considerados culpables y por eso ellos están en prisión injustamente.  

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Autor: Maria Rosa Candel Tárraga

Apenas era una niña de dos o tres años cuando mi madre me enseñó a ver la vida a través de unas gafas color violeta. A través de estos cristales yo he ido mirando, analizando, criticando y construyendo el mundo y las relaciones entre las personas. Estudié una carrera que se podía cursar en Albacete -Magisterio-, pero, indudablemente, aquello supuso un golpe de suerte, ejercer la labor docente es una profesión que me ha permitido enriquecerme extraordinariamente: la relación con tantas personas, todas tan interesantes, me ha aportado grandes satisfacciones en la vida. Posteriormente me he ido formando y reciclando en las materias relacionadas con la Igualdad y la Prevención de la Violencia contra las Mujeres y a lo largo de toda mi trayectoria profesional he procurado imprimir en todas mis actividades docentes la perspectiva de género. Soy profesora de personas adultas y he trabajado en muchos campos: La prevención de la Violencia de Género, la Igualdad entre mujer y hombres,el folklore, las danzas, las enseñanzas iniciales, los clubes de lectura… Siempre he enfocado el trabajo y la vida desde la perspectiva violeta. Formé parte del Seminario de Mujer de la Federación de Universidades Populares. Soy Agente de Igualdad para las mujeres-por titulación y vocación. Máster en Malos Tratos y Violencia de Género: aspectos interdisciplinares con Especialidad Educativa. Formo parte de la Comisión Transversal de Género del Ayuntamiento de Albacete y he llevado y llevo a cabo todos los programas relacionados con el género que organiza la Universidad Popular de mi ciudad. Mi labor es sencilla: apoyar a todas las mujeres del mundo. Estoy enredada en la red de sororidad, de la que habla Marcela Lagarde, desde que mi madre me puso las gafas color violeta. Toda mi vida.

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